Una huerta linda
Aunque el calor no dé tregua, La Otra Cara cumple con lo que se propone. Con treinta y cinco grados de sensación térmica, sentados a escasos metros de la cocina, en la cual se preparan pizzas, conversamos con Soledad Arminchiardi, referente de la huerta Rosarina linda.
“La Rosarina linda”, así se denomina está Asociación Civil, se encuentra ubicada en San Martín al 7200. Allí, también funciona el programa Nueva Oportunidad, un comedor y una copa de leche. Arminchiardi nos contó que la huerta funciona desde mediados del año 90´. “Al principio esto era un terreno baldío donde había sólo basura. Luego, los vecinos comenzaron a limpiarlo y usarlo como algo productivo, recordó.
Los vecinos decidieron hacer una huerta para poder vender y consumir lo que sembraban. “Poco a poco, se fue sumando más personas a la huerta y fueron surgiendo nuevas ideas como la de hacer pan dulce y venderlos para tener un ingreso extra en las fiestas de fin de año”, detalló Soledad. Con el paso del tiempo se fue incorporando más personas y se agrandó el lugar.
Hoy en día, asisten un promedio de 400 personas, destacó Arminchiardi.
La entrevistada contó que, por estos días, los jóvenes están creando un nuevo espacio, donde piensan hacer un taller en el que puedan arreglar y construir varias herramientas para la huerta y utensilios de sus casas o para quien lo necesite. “Juntos se dividen las tareas de cosechar, cocinar y hasta alimentar las gallinas que se encuentran acá”, resaltó Arminchiardi.
Por su parte, Soledad, también, tiene un comedor en la parroquia nuestra señora de Itatí de nuestro barrio Las Flores. “La idea comenzó en el año 92’, primero junto al Padre Claudio y luego con el Padre Néstor. Lo que hacíamos, en un principio, era llevar ropa usada nuestra y donada por los vecinos para venderlas por unos pocos pesos y con las ganancias comprábamos garrafas, pañales, medicamentos, entre otras cosas. Para poder seguir ayudándonos entre todos”, recordó.
“Pronto crecimos y en el año 2001, cuando estaba la crisis a nivel nacional, unas personas me ayudaron a llevar a cabo un proyecto que se trataba de agrandar el espacio donde hacíamos estas actividades para trabajar más cómodos y tener las instalaciones necesarias para hacer una copa de leche”, rescató de su memoria Soledad sobre la parroquía.
Para concluir afirmó con orgullo que ese objetivo se pudo cumplir y hoy en día estamos atendiendo unas 600 personas”.